En medio de las tierras de La Mancha, inmortalizadas por el gran relato de Cervantes, se levanta Ciudad Real. Esta es una de las capitales de provincia españolas, de moderno crecimiento urbano, en cuyo entorno se detecta vivamente el eco de la historia.
Ciudad Real es hija de Alarcos, una antigua ciudad que pervive en las doradas páginas de la historia. Su grandeza aún testifican solitarios muros que se alzan sobre un cerro ubicado a la orilla del río Guadiana.
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La batalla de Alarcos
Las ruinas de la vieja urbe están envueltas en un halo romántico. Es este, sin duda, uno de los enclaves arqueológicos de más interés en la meseta sur española.
El ser humano, desde la Edad del Bronce, habitó en estos cerros altivos y estratégicos, en los que hubo una inmensa batalla entre cristianos y musulmanes, el 19 de julio del año 1195. En aquel día, la victoria de los musulmanes fue grande y sangrienta. Tras la derrota, las defensas cristianas se retiraron hasta detrás de la línea del Tajo y la Reconquista quedó paralizada durante unos años, hasta la batalla de las Navas de Tolosa, en el 1212.
Se cuenta que en la batalla de Alarcos murieron varias decenas de miles de personas. Fue tanta la sangre caída, que, desde entonces, la cruz de la Orden militar de Calatrava, antes negra, se puso en rojo.
Alarcos es hoy un gran cerro coronado por una bella ermita y los restos de fortificaciones. En torno a ellos, el terreno presenta un sinfín de ondulaciones y pedregales, que denotan las edificaciones de épocas pasadas. Aquí y allá las excavaciones siguen mostrando materiales de diversas épocas y enterramientos de soldados muertos en la batalla.
En el yacimiento se han encontrado restos referentes a la Edad del Bronce, la del Hierro, Edad Media, Moderna y Contemporánea. Los vestigios más importantes corresponden al periodo ibérico (restos del poblado ibérico y santuario) y a la Edad Media (ciudad medieval amurallada, castillo y ermita de la época gótica), así como el Sitio Histórico de la Batalla.
Ciudad Real
Tras el desastre bélico, y ante la dificultad de abastecer de agua al cerro elevado, el rey Alfonso X “el Sabio” hizo de una aldea próxima una Villa Real, que recibió el título de ciudad casi dos siglos más tarde, por Juan II: Ciudad Real.
Surgida como contrapeso real al poder de las órdenes militares, singularmente la de Calatrava; Ciudad Real creció en importancia y tuvo una floreciente industria pañera en el siglo XVI. La expulsión de los moriscos parece haberla dañado. Su historia no fue brillante en época posterior. Sufrió su territorio diversos avatares en los días de la guerra con los franceses (inicios del siglo XIX). Su existencia tranquila, casi rural, ha proseguido hasta hace apenas unas décadas, aunque en los últimos años ha evolucionado aceleradamente, en buena parte por efecto del enlace del tren de Alta velocidad que la puso a una hora, aproximadamente de Madrid.
La imagen de Ciudad Real tiene algo de caótico. Su crecimiento se ha hecho a veces a despecho de la conservación del patrimonio, pero constituye un buen punto de partida para gozar de bellos espacios, como las bellas tierras de Cabañeros o el magnífico conjunto de Almagro. Es este, un lugar tranquilo donde se practica una vida relajada; se puede saborear una buena gastronomía manchega y tapear en bares y tabernas.
Arte y arqueología
A la hora de ver arte e historia es básico conocer Alarcos, con su interesante parque arqueológico, clave para conocer la historia de la Reconquista cristiana. El lugar está cuidado y merece una visita.
En el cerro aparecen los lienzos amurallados, los restos del castillo y la romántica ermita.
Pero en la ciudad también hay algunos monumentos bellos. San Pedro es la iglesia más valiosa de la ciudad. Es Monumento Nacional. Se trata de un templo espacioso: tres naves cubiertas de bóvedas góticas. La edificación corresponde a distintas épocas, desde el siglo XIV hasta el XVIII, cuando se hizo el fornido campanario, en cuyo capitel pueden verse las llaves y la tiara de San Pedro.
El exterior del templo presenta tres portadas: la del Perdón, orientada al oeste, la de la Umbría, hacia el norte, y la del Sol, al Sur. Es interesante y bello el ábside antes tapado, pero que al ser descubierto permite gozar de una de las imágenes más bellas del arte medieval en la ciudad.
Aparte de otras iglesias de sabor tradicional, es interesante también la llamada Puerta de Toledo. Es un resto de los recintos defensivos medievales de la ciudad. Es sencilla y bonita; un excelente detalle de la arquitectura militar medieval, que combina armoniosamente el arco de herradura, de sabor árabe con los góticos de factura cristiana, como una bella metáfora del mestizaje cultural de la península Ibérica en el Medioevo.
Entre los edificios urbanos destaca el ayuntamiento, de 1976, del arquitecto Fernando Higueras, con un aire neogótico que se quiso trasladar al resto de la Plaza Mayor. Entre otros lugares de interés, cabe citar el Museo Provincial, con salas dedicadas a la Arqueología, en las que hay materiales del cerro de Alarcos, mosaicos romanos de Alcázar de San Juan, o la puerta de la antigua Sinagoga de Ciudad Real. Otro museo curioso es el del Quijote, dedicado al caballero de la triste figura. Tiene diversos elementos de interés, una buena biblioteca y un Centro de Estudios a este personaje literario de hondo sabor manchego.
Viaje gastronómico
La cocina de la urbe es buena, respondiendo a la calidad de los productos de la zona. La provincia de Ciudad Real tiene excelentes vinos, poco conocidos; magnífico aceite; buena ganadería y estupendas producciones vegetales.
Es también Ciudad Real, una provincia famosa por su caza. La caza es una de las fuentes de riqueza de los núcleos rurales. Y la caza es también una constante de los platos de la zona: guisos de perdiz; conejos al ajillo; buena liebre estofada y con arroz; cecina de ciervo…
Platos pastoriles como las migas y las gachas son típicos de Ciudad Real. También se practica una buena cocina con el ganado lanar. No es de olvidar la caldereta de cordero. Por último, y refiriéndonos al capítulo vegetal, una mención al pisto manchego.