El Carbunco
Esto aconteció hace muchos años en el municipio de Cuilco, Huehuetenango. Cuando todavía no había energía eléctrica. Todas las noches se miraban en los cerros unas luces que se movían hacia diferentes lugares.
La población se mantenía asustada. A partir de las siete de la noche todos atrancaban sus puertas y ventanas y se disponían a dormir.
Un día, las personas del pueblo dispusieron averiguar el origen de aquellas misteriosas luces. Armados de valor se escondieron entre unos matorrales, desde las cinco de la tarde. Cuando las luces aparecieron todos se dieron cuenta de lo que era.
Era un animal extraño que bajaba a tomar agua al río. Tenía apariencia de toro, pero era peludo como oveja. Le llamaron “El Carbunco”.
Dicen las personas que al verlo junto al río descubrieron que en los cuernos llevaba unos grandes diamantes. Estos eran los que resplandecían en los cerros y su luz se miraba hasta Cuilco.
El hallazgo fue una gran novedad para la población. Algunos jóvenes organizan excursiones nocturnas en busca de El Carbunco.
Según los habitantes de Cuilco, cuando la energía eléctrica fue instalada en el municipio ya no volvieron a ver al Carbunco. Unos piensan que se murió. Otros dicen que se fue a buscar algún lugar oscuro en donde lucir sus diamantes.