Hágase la luz: El arte de elaborar las veladoras

Para iluminar o para llevar a los altares, las candelas y veladoras se han vuelto parte de la vida de las personas, pero ¿Sabes cómo se fabrican?


En tiempos prehispánicos se conocía la utilidad de la miel, pues era parte fundamental de la dieta de los antepasados. Los mayas conocían y explotaban la abeja silvestre para obtenerla ya que formaba parte de su consumo. Pero su valor no solamente era alimenticio ya que también formaba parte de las ofrendas que se presentaban a los dioses, junto con el pom y la cera silvestre. No obstante, el beneficio obtenido de estos insectos, no llegaron a conocer la utilidad de la cera producida por las abejas, que por cierto son de gran beneficio en la polinización.

Los antiguos habitantes utilizaban ocote para alumbrarse. Con la llegada de los españoles durante la conquista, enseñaron a los pobladores la elaboración de candelas utilizando la cera. El uso de la cera como producto derivado de las abejas, lo extendieron los españoles quienes la utilizaban como fuente de iluminación tanto en la vida cotidiana como en los rituales religiosos.

Nieto de la familia Esteban Quiché ayuda a limpiar los vasos

Durante la época colonial esta artesanía tuvo gran relevancia y establecieron su  propio gremio, según consta en las Ordenanzas de la ciudad de Guatemala en donde se encuentran las disposiciones relativas a los cereros o candeleros. Entre las disposiciones tenían prohibido: fabricar velas a los carniceros, así como también vender velas de sebo a los cereros y comerciantes.

También se les impedía vender o emplear cera y sebo de mala calidad. El pabilo tenía que elaborarse con estopa de lino cocido y la cera de las velas tenía que ser de la misma calidad tanto en el interior como en el exterior. Era ilícito mezclar cera con sebo u otras sustancias como resina y trementina.

Don Manuel Esteban prepara los pabilos

En Guatemala la producción de veladoras es bastante profusa ya que en varios municipios se trabaja artesanalmente la parafina que es un derivado del petróleo para producir candelas y veladoras que son las más comunes. En 167 municipios de Guatemala varios artesanos se dedican a producir variedad de candelas y veladoras entre las que se cuentan: palmatorias, cirios, exvotos, dos Marías, tres Marías, velas aromáticas de diferentes colores y tamaños. En el departamento de Huehuetenango, hay 25 municipios que se dedican a esta labor.

En el municipio de San Sebastián, Retalhuleu, vive la familia Esteban Quiche, quienes se dedican a la producción de veladoras de un solo color y de siete colores. Para ello utilizan parafina que compran en el departamento de Quetzaltenango.

Doña Fabiana Quiché muestra una veladora para el amor

El proceso de derretir la parafina es peligroso ya que no debe hervir pues al entrar en proceso de ebullición, explota en un radio de tres metros y las personas que están cerca son alcanzadas por la parafina candente, provocando quemaduras considerables y hasta ceguera.

Cuando la parafina está derretida, se vierte cierta cantidad en un recipiente de metal, generalmente un bote y se le aplica el color para hacer las famosas veladoras de siete potencias; es decir, las veladoras que tienen siete colores. El llenado de estas veladoras es cansado y tardado, ya que es necesario esperar que la primera cantidad de parafina que contiene el primer color, cuaje en su totalidad para verter la siguiente cantidad de otro color, hasta completar los siete colores, con los cuales se llena el vaso o copa, según sea el caso. También hacen veladoras de un solo color, rojo para los enamorados, verde para la abundancia, blancas para difuntos, entre otros.

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