La época de oro del ballet guatemalteco

Durante muchos años, la cultura y el arte fueron el centro de atención en nuestro país, llegando a tener una de las compañías de danza más importantes de la región; la que hoy conocemos como Ballet Nacional de Guatemala.

Luego de la gesta revolucionaria del 20 de octubre de 1944, se abrió una nueva página en la historia de Guatemala, dando paso a diversas manifestaciones culturales y artísticas. Fue así como en 1947 surge la iniciativa de la creación de un conjunto de danza clásica; la cual hasta ese año se practicaba únicamente por personas particulares y pequeñas academias de danza privadas.

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El 16 de julio de 1948, tras varios meses de preparación, un elenco de 16 personas comprendidas entre los 13 y los 23 años, se presentaban por primera vez en el desaparecido Teatro Capitol, con un repertorio de danzas clásicas y una buena aceptación por parte del público.

Ballet Nacional de Guatemala

Desde ese momento al conjunto se le llamó Ballet Guatemala, el cual con el paso del tiempo cambiaría a Ballet Nacional de Guatemala. Fabiola Perdomo, Consuelo Polantinos, Judith Armas y Roberto Castañeda, fueron algunos de los que debutaron en aquella lejana fecha; bajo la dirección de Marcelle Bonge y Jean Devaux, pareja de origen belga radicada en el país.

Al año siguiente, se hicieron cargo de la dirección del Ballet Guatemala, los esposos de origen soviético, Leonide Katchourowsky y María Tchernova. En septiembre de ese mismo año se fundó la Escuela Nacional de Danza. Institución encargada de formar a los bailarines que con el tiempo pasarían a formar parte de la compañía. El grupo fue perfeccionando su técnica, el reportorio fue creciendo, así como el elenco, ingresando en esa época Manuel Ocampo, y Antonio Crespo (figura que sería clave dentro de la historia artística guatemalteca). Se hicieron presentaciones en el interior del país, así como en El Salvador y Costa Rica.

Tras la caída del presidente Jacobo Árbenz en 1954, la Escuela Nacional de Danza y sus directores fueron señalados de propagar ideas comunistas. La institución fue clausurada por el Gobierno del nuevo mandatario, Carlos Castillo Armas. Aunque la disposición no afectaba al Ballet Guatemala, por estar ligado a la Escuela de Danza, cesó sus actividades.

En 1955, fue nombrado director del Ballet Guatemala, el maestro inglés Denis Carey, mientras que para la Escuela de Danza fue designado Joop Van Allen, de origen holandés. En ese mismo año se integra a la compañía, una de las grandes glorias de la danza guatemalteca: Christa Mertins.

Escuela Nacional de Danza

Para 1962, se hace cargo de la dirección del ballet, Antonio Crespo, quien había sido bailarín durante la dirección de los esposos Katchourowsky. En esa época se integraron a la compañía varias jovencitas formadas en la Escuela Nacional de Danza, que darían grandes éxitos a la institución, entre ellas: Gladys García, las hermanas Brenda y Susana Arévalo, Sonia Juárez, Sonia Soto y Ana Elsy Aragón.

Bajo la dirección de Crespo se iniciaron en 1963 las temporadas oficiales; se montaron ballets completos del reportorio mundial, entre ellos: “El Lago de los Cisnes”; “Coppélia” y “Giselle”. Las primeras figuras de esta nueva época fueron Christa Mertins, Manuel Ocampo, Gladys García y Richard Devaux (hijo de los fundadores de la compañía). Varias giras se llevaron a cabo a Centroamérica y una a Colombia, cosechando grandes triunfos.

Bailarines internacionales   llegaron   a   Guatemala a   bailar   con   el   Ballet   Guatemala,   destacando el canadiense Vincent Warren, quien junto con Mertins hicieron una de las parejas dancísticas más queridas y admiradas en Guatemala. Crespo dio oportunidades a otros coreógrafos para presentar sus obras dentro del ballet, destacando Roberto Castañeda.

Se dice que en el decenio de 1960 el Ballet Guatemala fue de las mejores compañías de danza clásica en América Latina. Debido al grado de perfeccionamiento y logros alcanzados por el conjunto, algunos estudiosos del arte nacional han asignado a la dirección de Crespo como la “Época de Oro de Guatemala”. En 1972 llega como director huésped el canadiense Brydon Paige, quien monta uno de los grandes y mejores espectáculos artísticos   que   el   público    guatemalteco    vio en el siglo XX, la suite de “Carmina Burana”, acompañada de la Orquesta Sinfónica Nacional y del Coro Guatemala.

Tiempos difíciles

Tras la salida de Antonio Crespo de la dirección del Ballet Guatemala en 1978, el conjunto experimentó tiempos difíciles, en donde la producción artística fue baja y las giras fuera del país menguaron. En 1992, se hace cargo del conjunto el bailarín guatemalteco Carlos Marroquín, quien trabajó duramente para devolver el esplendor que en antaño tuvo la compañía. El 24 de marzo de ese mismo año el Congreso de la República nombró Patrimonio Cultural de la Nación al conjunto, y fue cuando se le empezó a llamar Ballet Nacional de Guatemala.

De 1998 a 2010, el grupo estuvo bajo la dirección de la maestra y bailarina Amalí Selva. De esta época destacan nuevos valores, entre ellos Anoushka Devaux, Andrea Álvarez, Julio García, Nancy Urla, Benjamín Hernández, Claudia García, y en los últimos años Inés Estrada, Luisa Chaluleu y Gerson Malín, por mencionar algunos nombres.

En esta nueva fase del Ballet Nacional de Guatemala se han presentado con el grupo bailarines internacionales, algunos venidos de Rusia. La producción coreográfica ha ido en aumento, llevándose a cabo temporadas oficiales, escolares, departamentales y navideñas, presentándose en esta última la suite “El Cascanueces”.

Tras más de 60 años de historia, el Ballet Nacional de Guatemala ocupa un lugar importante dentro de la historia social y cultural de nuestro país. Altas y bajas han caracterizado su vida; sin embargo, sus integrantes luchan por presentar año con año un espectáculo de primera clase a su público.

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