Las pirámides olvidadas de Sudán
La palabra ‘pirámide’ es sinónimo de Egipto, pero es el vecino Sudán el país que alberga la colección más grande del mundo de estas estructuras antiguas, señala Ahmed Mutasim Abdalla Mahmoud, investigador de Arqueología e Historia Antigua, en la Universidad de Leicester (Reino Unido).
A partir del año 2500 a.C., la antigua civilización nubia de Sudán dejó más de 200 pirámides que se elevan en el desierto en tres sitios arqueológicos: El Kurru, Jebel Barkal y Meroe. También existen templos, tumbas y cámaras funerarias reales, explica Mahmoud.
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Mahmoud ha efectuado una investigación, en la también británica, Universidad de Nottingham, sobre el movimiento de arena en Sudán. Estudio que ha desvelado la preocupante situación de las pirámides sudanesas, que corren el riesgo de quedar enterradas por dunas de arena móviles.
El investigador explica que no está seguro de la situación actual de las pirámides “olvidadas” de Sudán. Esto se debe a que no ha tenido la oportunidad de visitar, desde que publicó su trabajo, en 2021, el sitio de Meroe, donde están situadas estas construcciones.
Arenas y dunas en continuo movimiento
Las dunas de arena tienen un impacto excesivo en las pirámides. El Servicio de Antigüedades de Sudán y algunas misiones internacionales realizan algunos trabajos para estabilizar el movimiento de las dunas en este sitio.
Sin embargo, durante una visita que efectuó a esa zona en 2018, Mahmoud pudo comprobar cómo las dunas de arena estaban invadiendo y superando una barrera de pared de ladrillos construida para evitar el avance de las arenas.
“De hecho, la situación política en Sudán durante la revolución y los actuales enfrentamientos en Jartum, la capital, así como en todo el país, provocaron una ralentización de las actividades laborales de los arqueólogos locales y de las misiones internacionales en estas zonas patrimoniales”, explica.
Sudán está situado al noreste de África y comparte frontera con Egipto al norte. “A pesar de ser más pequeñas que las famosas pirámides egipcias de Giza, las pirámides de Nubia son igual de magníficas y culturalmente valiosas”, señala.
Estructuras antiguas y espectaculares
Las pirámides están construidas con piedra arenisca y granito. Estas contienen capillas y cámaras funerarias decoradas con ilustraciones e inscripciones talladas en jeroglíficos y escritura meroítica, que celebran la vida de los gobernantes en Meroe, una rica ciudad del Nilo y sede del poder de Kush.
Situada a unos 220 kilómetros al norte de la capital, Jartum, la joya cultural de Meroe es ahora uno de los sitios del patrimonio mundial de la Unesco más importantes de Sudán.
Desafortunadamente, la falta de conservación, las severas condiciones climáticas y los visitantes negligentes han contribuido al deterioro de esos monumentos, según los especialistas.
Por ejemplo, en la década de 1880, el explorador italiano Giuseppe Ferlini hizo estallar varias pirámides en su búsqueda de tesoros kushitas, dejando muchas de las tumbas sin sus cimas puntiagudas. Posteriormente, muchas otras pirámides de Sudán fueron destruidas por saqueadores, según Mahmoud.
“En la actualidad, las tormentas de arena y las dunas de arena móviles representan la mayor amenaza para los antiguos sitios patrimoniales de Sudán. Este fenómeno no es nada nuevo e incluso fue registrado hace miles de años”, lamenta.
Mahmoud señala que esta amenaza se ha visto exacerbada por el cambio climático, que ha hecho que la tierra sea más árida y las tormentas de arena sean más frecuentes. Las arenas en movimiento pueden engullir casas enteras en las zonas rurales de Sudán y cubrir campos, canales de riego y riberas de ríos.
Aunque algunos arqueólogos creen que el movimiento de arena ayuda a preservar los artefactos antiguos de los ladrones. Sin embargo, es perjudicial para los sitios excavados, ya que los vuelve a enterrar bajo el desierto y la arena arrastrada por el viento también erosiona delicadas esculturas y mamposterías, apunta.
La gran barrera vegetal africana
Este investigador confía en que este fenómeno sea controlado mediante proyectos de reforestación, que combatirán el movimiento de arena y la desertificación al aumentar la cubierta vegetal, como ‘La Gran Muralla Verde’.
Esta muralla reúne a más de 20 naciones africanas, incluido Sudán, en un movimiento para detener la expansión del desierto del Sahara, creando una barrera de árboles y plantas, de oeste a este del continente.
Cuando esté completo, se espera que este proyecto experimental limite la frecuencia de las tormentas de polvo. De igual forma, que ralentice el movimiento de arena hacia las tierras fértiles en el norte de Sudán, según Mahmoud.
Este científico trabaja en el seguimiento del movimiento de las dunas de arena utilizando imágenes ópticas y de radar de satélite. Asimismo, imágenes láser aéreas y otras técnicas, e investigando cómo influyen en dicho fenómeno, factores como la velocidad y dirección del viento, la presencia de vegetación y la topografía.
“El objetivo es desarrollar una comprensión de cómo crecen y migran a través del desierto las dunas de arena, lo que, entre otras cosas, permitirá monitorizar la efectividad de las barreras vegetales y predecir cuándo y dónde podrían quedar enterradas las pirámides de Sudán y qué podría hacerse para evitarlo”, concluye.