Los Rollos del Mar Muerto: Investigando su ADN
Los Rollos del Mar Muerto, unos pergaminos de más de 2.000 años de antigüedad descubiertos en 1947, principalmente en las cuevas de Qumran, en la actual Cisjordania, pero también en otros sitios en el desierto de Judea, contienen las copias más antiguas de textos bíblicos y han tenido un gran impacto en la comprensión histórica del judaísmo y el cristianismo.
Los 25.000 fragmentos de cuero y papiro en los que están divididos son como las piezas de un gran rompecabezas, que deben estar ensambladas correctamente para comprender la obra en su conjunto y los expertos no sabe bien como juntarlas.
Lee también: El Pesquero: Arqueología en Petén
“Hay muchos fragmentos de pergaminos que no sabemos cómo conectar. Si conectamos piezas incorrectas puede cambiar drásticamente su interpretación”, señala el centro de investigación genética Rechavi Lab (RL), dirigido por el biólogo molecular Oded Rechavi, de la Escuela Sagol de Neurociencia, en la Universidad de Tel-Aviv, en Israel.
Buscando claves en su ADN
Suponiendo que los fragmentos que están hechos con la piel de un mismo animal, por ejemplo una misma oveja, pertenecen al mismo pergamino, el trabajo de juntarlos equivale a unir las partes de un rompecabezas, según estos científicos.
Ahora, un estudio del Rechavi Lab israelí e investigadores de la Universidad de Upsala, UU (www.uu.se/en) en Suecia, ha encontrado una manera de resolver ese galimatías, analizando y decodificando el antiguo ADN (principal constituyente del material genético) de las pieles de los animales en las que se escribieron esos pergaminos.
Al determinar las relaciones genéticas entre diferentes fragmentos de pergaminos se pudieron discernir importantes conexiones históricas en ese ‘puzzle’, según RL (www.odedrechavilab.com).
Los datos genéticos de las pieles de los pergaminos permiten a los historiadores sacar conclusiones sobre qué fragmentos pueden formar parte de un mismo pergamino, y también dar pistas sobre en qué medida son representativos del judaísmo de la época en que están escritos, según Upsala.
Juntando las piezas
Los Rollos del Mar Muerto, encontrados en las Cuevas de Qumran, en la costa noroeste del Mar Muerto y escondidas allí antes del año 70 d.C., incluyen los manuscritos bíblicos existentes más antiguos (ahora parte de la Biblia hebrea), según esta universidad.
Rechavi, señala que los académicos vienen enfrentando el desafío de clasificar y juntar los fragmentos de los restos de unos 1.000 manuscritos, en su mayor parte bajo la custodia de un laboratorio de Israel, donde su estado se controla mediante métodos científicos avanzados y se mantienen en condiciones ambientales que emulan las de las cuevas donde sobrevivieron.
Analizando su historia
“Secuenciar, decodificar y comparar el ADN extraído de las pieles de animales de 2.000 años de antigüedad es muy difícil, porque los manuscritos están extremadamente fragmentados y solo se pueden obtener muestras mínimas”, añade Rechavi.
“Estas pieles de animales fueron preparadas para hacer pergaminos, almacenadas en un clima cálido y seco durante cientos de años y luego encontradas y manipuladas por humanos nuevamente. Normalmente, no esperaríamos que el ADN sobreviviera en estos fragmentos”, señala Mattias Jakobsson, profesor de genética en la Universidad de Uppsala.
Los fragmentos de los manuscritos no solo están muy deteriorados, sino además “terriblemente contaminados” (según Jakobsson) por lo que uno de los retos fue descartar el ADN humano y trabajar solo con el genoma restante, de animales.
Los científicos de Upsala y el Rechavi Lab trabajaron en equipo, obteniendo mucha información sobre estos Rollos, así como de los animales de los que provenían las pieles.
“Entre el material antiguo analizado (pergaminos, sandalias, odres de agua y una prenda), los científicos identificaron pieles de tres especies: ovejas, vacas y cabras domésticas”.
Los genetistas trabajaron con decenas de piezas de diferentes tamaños, comprobando que los fragmentos de material escrito provenientes de un mismo individuo animal eran identificables, lo cual podrá facilitar el futuro reensamblaje de estos manuscritos que se han desintegrado en miles de piezas.
Las revelaciones del ADN
También encontraron algunas interrelaciones entre los animales. Por ejemplo, determinaron qué ovejas pertenecían al rebaño de Qumran, y cuáles no estaban estrechamente relacionadas con las ovejas locales y probablemente vivían más lejos.
Los datos genéticos recabados también han dado pistas sobre quién pudo haber escrito los Rollos, una pregunta que hasta el momento permanece sin respuesta definitiva.
Los investigadores no saben a ciencia cierta si esta “biblioteca de las cuevas de Qumran” refleja el entorno cultural de la mayor parte del judaísmo de aquella época (Segundo Templo) o deben considerarse como el trabajo de una secta radical (identificada como los esenios), cuyas ideas, fe y forma de vida, diferían mucho del resto de la población judía contemporánea, según señalan.
El nuevo conocimiento del material sobre el que están escritos los textos respalda la tesis de que los Rollos del Mar Muerto representan, no solo a la secta local de Qumran, sino a la mayor parte del judaísmo, de acuerdo a los investigadores.
Algunos contenidos de los Rollos del Mar Muerto
También consideran probable que varios de los manuscritos hayan sido producidos en otros lugares, ya que en su producción se utilizó la piel de ovejas de rebaños lejanos, así como el cuero de vaca, un tipo ganado difícil de criar en el clima seco del desierto alrededor de Qumran, según RL y UU.
Al armar el rompecabezas correctamente y separar las piezas que no coinciden, los investigadores también descubrieron que entre los Rollos del Mar Muerto hay copias de varios textos religiosos que contaban la misma historia, pero no al pie de la letra.
Deducen de ello que hace dos milenios, el significado de un texto parece haber sido más importante que las palabras exactas utilizadas al escribirlo, a diferencia de hoy, cuando La Torá (texto fundamental del judaísmo) se reproduce con una redacción idéntica en todo el mundo, según los investigadores.
“Uno de los aspectos más destacados ha sido la fructífera combinación de tecnologías de vanguardia para el análisis del ADN antiguo con el análisis filológico en profundidad de los Rollos, para arrojar luz sobre preguntas históricas fundamentales”, explica el coautor Noam Mizrahi, profesor de Estudios Bíblicos, de la Universidad de Tel Aviv.
“Esperamos aplicar esta cooperación interdisciplinaria en la investigación de otros pergaminos adicionales y otros objetos antiguos para intentar unirlos”, concluye el profesor Oded Rechavi.