Mareas: el ritmo eterno del mar

Cuando pensamos en el mar, imaginamos olas rompiendo suavemente en la orilla, el sol reflejándose en el agua y la brisa salada refrescando el ambiente. Sin embargo, pocos consideran que el océano es un ente vivo, en constante movimiento, influenciado por fuerzas cósmicas que regulan su flujo y reflujo.
Durante la Semana Santa, miles de guatemaltecos se dirigen a las playas del Pacífico, como Champerico, Monterrico y Puerto de San José, o al Caribe, explorando Livingston y Punta de Palma. Pero ¿qué tan bien entendemos las mareas que afectan estos destinos y que pueden representar tanto belleza como peligro?
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Qué son las mareas y por qué se forman
Las mareas son el ascenso y descenso periódico del nivel del mar, causado por la atracción gravitacional de la Luna y el Sol sobre la Tierra. Aunque el Sol es mucho más grande, la cercanía de la Luna hace que su influencia sea mayor en la regulación de las mareas. Este fenómeno, aunque sutil a simple vista, es de vital importancia para los ecosistemas y para quienes disfrutan del océano.
Cada día, la mayoría de las zonas costeras experimentan dos mareas altas y dos mareas bajas, en ciclos que se repiten cada 12 horas y 25 minutos aproximadamente.
Este ciclo está en constante cambio debido a la rotación de la Tierra y la posición de la Luna, lo que provoca variaciones en la altura del agua.

Pacífico vs. Atlántico
Las costas del Pacífico y el Atlántico en Guatemala presentan diferencias notables en sus mareas debido a sus características geográficas y oceanográficas. En el océano Pacífico, las mareas tienen una amplitud mayor, con diferencias de hasta tres metros entre marea alta y baja. Esto genera un oleaje más fuerte y corrientes más intensas. En cambio, en la costa atlántica, debido a la influencia del mar Caribe, las mareas son más suaves y las variaciones en el nivel del agua son menores.
Este contraste es clave para los visitantes: en el Pacífico, las playas pueden volverse peligrosas durante la marea alta, mientras que en el Atlántico, los cambios son menos pronunciados, pero aun así pueden generar corrientes inesperadas.
El ciclo de las mareas
El comportamiento de las mareas varía dependiendo de la alineación de la Luna y el Sol con la Tierra:
Mareas vivas: Ocurren durante la luna llena y la luna nueva, cuando la atracción gravitacional es más fuerte. En estos momentos, las mareas altas son más altas y las bajas, más bajas.
Mareas muertas: Suceden cuando la Luna y el Sol están en ángulos rectos respecto a la Tierra. En estos casos, la diferencia entre la marea alta y la baja es menor.
En la práctica, esto significa que un veraneante puede encontrar la playa extensa y tranquila en la mañana, y al cabo de unas horas, ver el mar avanzando rápidamente hacia la orilla, reclamando espacio.
Las mareas en los ecosistemas
Las mareas no solo afectan la experiencia de los bañistas, sino que cumplen una función vital en la naturaleza. Son responsables de la oxigenación de aguas costeras, el transporte de nutrientes y la regulación de ecosistemas clave como los manglares, arrecifes de coral y estuarios.
Los manglares, por ejemplo, son ecosistemas costeros que funcionan como una barrera natural contra la erosión y los huracanes. Son bosques formados por árboles que crecen en aguas salobres y dependen de la dinámica de las mareas para su supervivencia. Con la subida de la marea, el agua salada penetra en estos ecosistemas, proporcionando nutrientes y eliminando residuos acumulados. Durante la marea baja, los sedimentos quedan expuestos, permitiendo que muchas especies marinas encuentren refugio y alimento.
Por otro lado, los arrecifes de coral también se ven influenciados por las mareas. Estos ecosistemas albergan una enorme biodiversidad marina y dependen de la circulación de agua generada por las mareas para el intercambio de gases y la dispersión de larvas de organismos marinos. Las mareas también regulan la temperatura del agua en estos ambientes, previniendo el blanqueamiento de corales causado por el sobrecalentamiento.

La fauna marina
La fauna marina se ha adaptado a este ritmo natural. Especies como los cangrejos, moluscos y peces costeros utilizan las mareas para alimentarse y desplazarse. Durante la marea baja, muchas aves marinas, como garzas y pelícanos, aprovechan las zonas intermareales para capturar peces y crustáceos atrapados en las pozas de agua. Al mismo tiempo, las tortugas marinas sincronizan sus procesos de anidación con las mareas para garantizar que sus nidos estén protegidos de la erosión.
Incluso organismos microscópicos, como el fitoplancton, se benefician del movimiento de las mareas, ya que estas permiten el transporte de nutrientes que favorecen su crecimiento. Dado que el fitoplancton es la base de la cadena alimenticia en los océanos, su supervivencia es crucial para mantener el equilibrio ecológico.
Sin la existencia de las mareas, muchos de estos ecosistemas colapsarían, afectando no solo a la biodiversidad marina, sino también a las comunidades costeras que dependen de la pesca y el turismo.

El lado peligroso de las mareas para los bañistas
A pesar de su importancia, las mareas pueden representar un riesgo significativo para quienes desconocen su dinámica. Entre los principales peligros están:
Corrientes de resaca: Se generan en ciertos puntos de la playa cuando el agua acumulada por las olas regresa rápidamente mar adentro. Estas corrientes pueden arrastrar a los nadadores lejos de la costa en cuestión de segundos.
Crecida repentina del nivel del mar: Durante la marea alta, el agua puede subir rápidamente y sorprender a quienes caminan o descansan en la arena.
Oleaje más fuerte: En momentos de marea alta, las olas tienden a ser más intensas, lo que puede dificultar la salida del agua.
Cómo identificar una marea peligrosa

Para evitar riesgos, es fundamental observar y conocer el comportamiento del mar. Algunas señales que indican una marea peligrosa incluyen:
Espacios donde el agua parece más oscura y sin olas: Son zonas de corrientes de resaca.
Un cambio rápido en la profundidad del agua: Si el agua sube o baja repentinamente, puede indicar el inicio de una marea alta o baja.
Líneas de espuma, algas o restos flotantes en la superficie: Estas marcas suelen indicar corrientes de retorno.
Recomendaciones para un baño seguro en el mar
Consultar tablas de mareas: Antes de visitar la playa, revisar los horarios de marea alta y baja.
Observar la playa antes de entrar al agua: Identificar cambios en el color del mar y zonas donde el oleaje es irregular.
Evitar nadar en zonas de corrientes: Si se es arrastrado por una corriente de resaca, no nadar contra ella, sino de manera paralela a la orilla hasta salir de la zona de peligro.
Respetar las indicaciones de los salvavidas: En playas con vigilancia, seguir sus recomendaciones es clave para evitar accidentes.
No nadar solo: Siempre es mejor estar acompañado en caso de una emergencia.
Evitar la playa durante tormentas o marejadas: En estas condiciones, las mareas y corrientes se intensifican.