Navidad en familia: un tiempo para compartir sin estrés

¿Es usted de esas personas a las que la vorágine de la Navidad le provoca un invariable estrés? ¿Odia de las aglomeraciones, el consumismo desenfrenado y las grandes preparaciones culinarias?

Como antídoto le proponemos, más allá de creencias religiosas, una vuelta a los valores tradicionales de estas fiestas: una Navidad hecha en casa.

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La llegada de la Navidad

Llega la Navidad y un año más nos vemos inmersos en una espiral de compras, atracones, multitudes que empujan cargadas de paquetes, colas interminables para fotografiarse con Santa Claus y, al final de todo ello, una cuesta de enero que este año como todos los otros, nos hará de cuadritos la vida.

Las aglomeraciones en las calles y centros comerciales, son el detonante de altos niveles de estrés, principalmente en los padres y madres que salen a buscar los regalos de los chicos. / EFE

La alternativa, que no solo aliviará su ánimo, sino también su bolsillo, es volver la vista hacia lo que ya tenemos e intentar dar a estas fechas un enfoque distinto en el que los protagonistas sean nuestros seres queridos y el tiempo que les dedicamos.

Por ello, la primera medida que le sugerimos es que se haga a usted y a los que le rodean, el más valioso de los regalos… ¡el tiempo!

Una época que nos empieza a enloquecer

Empecemos con las situaciones más habituales que nos hacen enloquecer. Los niños en casa de vacaciones, y ese empeño que tenemos los padres de llevarlos a todos los eventos posibles para tenerlos entretenidos: belenes, los paseos inesperados, el estreno de la esperada película, la foto con los con Santa Claus, el despliegue efectista de los grandes almacenes.

Ahora, haga cuentas, pero sobre todo visualice: sume el tiempo que pasarán todos encerrados en el carro en atascos de tráfico a la ida y a la vuelta. O sumergidos en las camionetas. Los empujones. Las colas kilométricas. ¿Le gusta la imagen?

Entretenimientos caseros

Es probable que sus retoños tengan ya cinco o seis fotografías con el icono navideño de turno como todos los años, y las proezas de los almacenes por convencerlo a que los visite se repiten como siempre. Que el entusiasmo por ver el monumental árbol navideño cortesía de la empresa “X” mengüe proporcionalmente al tiempo pasado en la cola para visitarlo.

Pero… ¿Alguna vez ha horneado usted galletas con sus hijos? ¿O se han sentado a escribir mensajes de felicitación a su familia y amigos?

Involucra a tus hijos en el diseño de las tarjetas navideñas. Si bien esta es una práctica que se ha perdido, te aseguramos que al momento que alguien las reciba, será un excelente detalle por parte de tu familia. / PEXELES

Pongámonos manos a la obra

Esas cuatro horas que tardarían en llegar a “juguetelandia”, ver a sus hijos comer una hamburguesa y volver a casa al borde de una neurosis aguda, mejor dedíquelas a buscar una receta fácil y proponga a sus hijos que participen en amasar, hornear y decorar unas galletas de Navidad.

Después, pueden guardar unas cuantas para comer en familia y empaquetar las restantes en bolsitas transparentes con una nota o un dibujo de sus niños, y ofrecerlas a los amigos y la familia.

Otra jornada pueden dedicarla a la decoración navideña, haciendo centros de mesa o adornos para el árbol y la casa. Imprescindibles pueden ser un par de botes de pintura en espray dorada o plateada y un buen surtido de figuritas navideñas fabricadas por ustedes mismos.

Hacer la bella guirnalda que irá colocada en puerta principal de la casa, puede ser el premio mayor para el mejor portado de la casa. / EFE

También las guirnaldas las pueden elaborar de palomitas de maíz (poporopos) enhebradas. Esta actividad mantendrá a los niños ocupados durante una tarde entera. ¡Recuerde hacer palomitas suficientes para que los pequeños artesanos también puedan picotear, o pronto se encontrarán sin material suficiente para terminar esta manualidad!

Compre también unos rollos de cinta decorada y propóngales que hagan lazos para el árbol de Navidad, o para empaquetar ellos mismos las galletas que hornearon.

A reciclar el armario

Otra de las fuentes de nervios de estos días son los modelitos a elegir: fiestas de empresa, fiestas con amigos, las cenas y comidas con la familia.

¿Por qué no recicla o reinventa algún vestido y, de paso, se divierte haciéndolo?

Para este menester nada como lo intemporal, que no es otra cosa que el clásico vestidito negro que no debe faltar en el fondo del armario de todas las mujeres.

Hojee revistas de moda o esa biblia estilística en que se han convertido algunos sitios de internet, tome ideas y, armados con una lista, vayan a una tienda económica donde puedan comprar lentejuelas, tira bordada, plumas y un sinfín de artículos con los que pasarán una tarde entretenida dándole un aire nuevo a la ropa elegida.

La alternativa, claro, es armarse de valor e irse de tiendas, encontrar algo que le guste, tener la suerte de que el modelo esté disponible en su talla y esperar nuevas colas en los atestados probadores mientras reza a las más altas instancias para que el modelo elegido quede bien a la primera y no halla que empezar otra vez todo el ciclo. Usted elige…

Rompe las reglas y dale rienda suelta a tu creatividad, para crear un original árbol navideño, que de seguro quien lo vea, te lo va a querer copiar el próximo año.

La idea es tener tiempo de calidad

Siguiendo con la determinación de regalarse tiempo esta Navidad, la siguiente de las ideas pretende no solo que usted y su familia dispongan de más tiempo para estar juntos, sino seguir disminuyendo los niveles de estrés.

Si va a ser anfitrión o anfitriona esta Nochebuena o Año Nuevo, hable con antelación con sus invitados y propóngales organizar un bufé al que cada uno aporte algo. Unos pueden llevar aperitivos o entradas, otros una variedad de platos principales, otros encargarse de los postres o bebidas.

Unas buenas recomendaciones: apague la televisión por unas horas, ponga de fondo música navideña, clásica o incluso rock and roll si es lo que le gusta, pero sobre todo, cree un ambiente que permita que fluya la comunicación y que esas horas que van a pasar todos juntos sean de calidad.

Por supuesto, no se trata de enclaustrarse durante todas las fiestas, pero sí de tratar al menos lograr un equilibrio que le permita disfrutar de los suyos con más calma y, más allá, transmitir a los niños la idea de que la Navidad puede ser mucho más que ir al cine y escribir una larga carta a los Reyes Magos o a Santa Claus.

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