Sergio Godoy: El constructor de esperanzas

Para muchos es cuestión solo de recursos, pero para el Padre Sergio, la voluntad, fe, entrega y humildad son aún más importantes.
En un país con índices de desarrollo tan bajos, la niñez se convierte en el sector más vulnerable; cuidar a la infancia, pero sobre todo darle acceso a la educación es un deber moral que debería preocuparnos a todos y aunque muchas veces somos indiferentes a estas realidades, hay personas como el Padre Sergio que han dedicado su vida a trabajar por el desarrollo y el futuro de los más necesitados.
Sergio Godoy es un sacerdote de Alta Verapaz, nacido en Cobán pero que echó raíces en la ciudad de Tactic, de donde son originarios sus padres Waldemar y Cándida y de donde conserva memorables historias de su infancia junto a sus cuatro hermanos, como el olor a caramelos de higo en la cocina de su abuelita o el sabor de la leche al pie de la vaca, también recuerda a personajes que marcaron su vida como Doña Maruquita, la de la farmacia frente a su casa, que fabricaba sus propios remedios y le regalaba pastillitas de tolú para aliviar la tos. La vida de Sergio Godoy podría decirse que fue como la de todos los niños del pueblo, corriendo y jugando por las calles; pero pasó algo especial que marcó la vida de este personaje y es que en su casa siempre hubo una gran cantidad de libros, de donde Sergio extrajo los más grandes tesoros para su aprendizaje.
El entorno educativo en el que Godoy se formó le fue planteando ciertos valores y le fue dotando de una fuerte conciencia social, pues las religiosas de su colegio llevaban a los niños a convivir y compartir con las personas necesitadas. Esto motivó para que Sergio descubriera su vocación de servir, pues ver el entusiasmo y el amor que algunas religiosas ponían en estas acciones lo llevaron a plantearse muy pronto que quería ser sacerdote, aunque hoy asegura que ha ido descubriendo que hay muchas maneras de poder compaginar estados y estilos de vida solidarios y comprometidos con la transformación de la sociedad y del mundo.
La solidaridad que caracteriza a “Padre Sergio”, como cariñosamente muchos le llaman, le ha llevado a desarrollar junto a otras personas aportes importantes para el desarrollo local de su comunidad, es así como surge Ciudad Esperanza, un centro de formación integral para niños y jóvenes en condiciones de riesgo a causa de la pobreza, la exclusión social y la violencia. “Siempre he creído que la educación académica, especialmente en entornos marginales, no es suficiente para que un niño pueda formar todas las facetas de su personalidad y apostar un proyecto de vida creíble”comenta Sergio, es por eso que el centro cuenta con un colegio que cubre desde el servicio de guardería en el basurero, hasta el último año de bachillerato.
El proyecto de Ciudad Esperanza surge a raíz del encuentro de Sergio con los niños que viven en el vertedero municipal o basurero de la ciudad de Cobán. Este “feliz accidente” como el mismo Padre le llama comenzó con una olla de atol los jueves por la tarde y una comida los días sábado, lo que permitió a Sergio ganarse el espacio y la confianza de las personas del lugar, luego vinieron becas de estudio, la gestión de un terreno municipal y ayuda de amigos que han creído fielmente en el proyecto.
Han pasado 15 años y aquel pequeño compromiso se ha convertido en una ciudad que le devuelve a las personas más pobres la esperanza de una vida digna, con inclusión social, es un espacio en donde pueden construir sus sueños y sentirse queridos por lo que son y que no serán etiquetados de ninguna manera, esta visión ha permitido que estos espacios logren resultados como haber graduado ya a diez promociones de bachilleres, algunos cursando la universidad y también abrirle espacios a las mujeres; esto ha llevado a Ciudad Esperanza a convertirse en un referente en materia de acompañamiento de la población en condiciones de vulnerabilidad social.
En los retos de cada día, Sergio Godoy se ha enfrentado a grandes obstáculos, pero es la misma gente con la que convive la que le ha enseñado a plantarle la cara a la adversidad y seguir luchando, pues al final del día está aquel chico al que Sergio casi vio nacer, trabajar y sufrir en el basurero, pero que se va transformando en un muchacho con espíritu crítico, con un sueño concreto y con una mente bastante limpia y despejada como para no dejarse absorber por un ambiente pesimista y violento.
Los planes de Padre Sergio Godoy son muchos, van desde poder tener un horno para hacer pan, crear un espacio para talleres de formación profesional y quien quita un día crear la universidad de Ciudad Esperanza. Con el ímpetu y energía que caracterizan a este personaje, estamos seguros que en un futuro no muy lejano estos planes estarán realizándose de manera exitosa, pero mientras tanto la Ciudad de la Esperanza sigue trabajando día a día gracias a Sergio y su equipo, quienes con su lucha diaria son un ejemplo para que Estado y otros sectores tomen este proyecto como un referente que con buena voluntad y esfuerzo se pueden lograr cambios profundos para la niñez y juventud más vulnerable de este país.