Sino eres parte del problema… eres parte de la solución.
Vivimos en un mundo cambiante, en una sociedad llena de temores, con preocupaciones, desafíos, que hacen que nos sintamos tensos, indefensos; y esto hace que nuestro comportamiento cambie, nuestra comunicación se vuelva agresiva o evasiva; y al mismo tiempo, provocamos que otras personas actúen también en esas mismas circunstancias.
Definitivamente no se pueden cambiar todos los problemas, pero si podemos encontrar soluciones para hacer nuestra vida más placentera, más tranquila, más feliz.
A veces pensamos que los problemas no tienen solución y creemos que “solo nos queda respirar profundo, tragarse las lágrimas y sonreír”. Sin embargo, esto demuestra que tan solo queremos ser víctimas de las malas situaciones. Si cambiáramos nuestra postura, y en lugar de ser víctimas nos convirtiéramos en protagonistas de la solución, nuestra vida cambiaría, mejoraría nuestra actitud, sufriríamos menos y seríamos más positivos y felices.
Ante estas situaciones negativas aparece nuestra insatisfacción o falta de motivación hacia realizar algo, afectando en nuestra vida a nivel físico (nos enfermamos), a nivel psicológico (cambia nuestra actitud) y a nivel social (se alteran nuestras relaciones interpersonales).
Por tal motivo, cuando aparece alguna situación que nos altere, debemos cambiar la actitud y adelantarnos a buscar la solución, a utilizar nuestros deseos, nuestra energía y nuestra motivación para seguir adelante.
Los problemas crecen o disminuyen dependiendo el valor que le damos. El origen de estos problemas que enfrentamos depende mucho de la interpretación personal que le damos.
Es necesario que aprendamos a conocernos, para saber cómo podemos manejar nuestras emociones y así controlar el estrés o angustia que nos puede producir cada situación. Siempre busquemos una solución a cada problema.
Entrena todos los días a tu mente para ver lo bueno de cada situación.
—Estuardo Valdez Bonilla.