El regreso del mamut

El mamut dejó de caminar por nuestro planeta hace miles de años, pero los científicos se plantean la posibilidad de resucitar esta especie.

Hoy día, su clonación es imposible porque no disponemos de un ADN en condiciones, pero si algún día se encontrara o completara, podríamos asistir al resurgir de estos gigantes lanudos.

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4 millones de años

Los primeros mamuts aparecieron hace unos cuatro millones de años sobre la faz de la Tierra, pero eran diferentes a la imagen que existe de ellos, pues no tenían una espesa capa de pelo.

El mamut lanudo surgió mucho más tarde, 150.000 años atrás, como resultado de la adaptación de la especie a la vida en las estepas durante la glaciación: disminuyó de tamaño y adquirió su largo y característico pelaje, a la par que aumentaba su grasa corporal, disminuían sus pabellones auditivos y se incrementaba la curvatura de sus colmillos.

Todos estos cambios morfológicos le facilitaron la supervivencia en la tundra, pero hace unos 10.000 años casi todos desaparecieron de forma masiva. Los últimos ejemplares se extinguieron hace unos 3.700 años en un reducto de la Siberia oriental: la Isla de Wrangel. Ahora, casi cuatro milenios después, algunos científicos se plantean la incipiente posibilidad de resucitar al mamut.

El mamut lanudo alcanzaba más de tres metros de altura, y un peso que rondaba las 6-8 toneladas. / EFE

Inicios de la clonación

En julio de 1996, el Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia) daba a conocer a la oveja Dolly, protagonista de la portada de periódicos de todo el mundo, al convertirse en el primer mamífero clonado de la historia. Desde entonces, los científicos han realizado clonaciones con otros animales, incluso híbridos (el pasado mayo nació el primer clon de un mulo), y la tecnología avanza tan rápido que las aspiraciones de algunos expertos alcanzan ya varias especies extintas.

Recientemente, un equipo de científicos ha intentado sin éxito devolver a la vida al bucardo (subespecie de cabra pirenaica extinta en el 2000), y otras investigaciones persiguen recuperar otras especies desaparecidas, como el Tigre de Tasmania, en Australia. De todas ellas, la más ambiciosa y sorprendente pretende recuperar al gigante lanudo de la última glaciación: el mamut lanudo.

¿Replicar al mamut?

¿Es posible la clonación de un mamut hoy día? La respuesta es contundente para el Dr. Adrian Lister, paleontólogo del University College de Londres: “Es un sueño de fantasía”.

El mayor obstáculo, según los expertos, se encuentra en los hallazgos de ADN. “Solo se han obtenido pequeños fragmentos del ADN, lo que representa una muy pequeña fracción del complejo código genético que permitiera iniciar el crecimiento de una cría de mamuts”, explica el Dr. Joaquín Arroyo Cabrales, especialista en mamíferos del Cuaternario.

Hoy día, técnicamente es posible clonar un mamut, pero es necesario encontrar ADN intacto, algo sumamente complicado. En un futuro quizás podamos completar los fragmentos de ADN que ya se poseemos con nuevas tecnologías aún por desarrollar. / EFE

Hasta ahora se han encontrado miles de restos fósiles de estos proboscideos, pero el descubrimiento de diversos ejemplares congelados es lo más interesante para este campo.

El primer hallazgo se remonta a 1799, en la península de Yakutia (Rusia), con el llamado Mamut de Adam o de Lena, pero desde entonces ha aparecido una buena cantidad de restos importantes. “Ha habido muchos hallazgos de mamuts completa o parcialmente congelados, pero no existe un número cierto” (comenta el Dr. J. Arroyo Cabrales). “Lo importante -añade- es que los únicos que se conocen son ejemplares que se depositaron en el permafrost, sedimento congelado que solo existe en latitudes al norte de los 60º latitud norte”.

El mamut bajo el hielo de Siberia

La gran mayoría de los hallazgos de estos gigantes congelados se han localizado en Siberia (Rusia), donde se estima que existen millones de mamuts que esconden sus secretos bajo el hielo.

En el Mamut Berezovka (1901-02), por ejemplo, se pudieron encontrar restos de piel en la cabeza, el Mamut Middle Kolymma (1924) conservaba la trompa, el Mamut Terektyakh (1971) mostró una buena parte del esqueleto con tejidos blandos, piel y pelo, mientras que el Mamut Magadan Baby (1977), también conocido como Dima, descubrió a la comunidad científica el cuerpo excelentemente conservado de una cría de apenas seis meses de edad.

En 1999, un grupo de investigadores encontró el mamut con partes blandas (músculos, órganos, piel y pelos) mejor conservado de la historia, bautizado como “Jarkov” en honor al pastor siberiano que localizó sus defensas en 1997. Un año después, mientras intentaba venderlas, Guenadi Jarkov conoció a Bernard Buigues, un explorador y aventurero francés que le pidió que lo guiara al lugar del hallazgo.

Existen diversas excavaciones arqueológicas que han destapado restos de mamuts, pero los hallazgos más jugosos se han encontrado en el cinturón del permafrost siberiano, que conserva congelados muchos tejidos de estos gigantes lanudos. / EFE

Meses más tarde, Buigues realizó una expedición al sitio junto a Larry Agenbroad, experto en mamuts, en el que encontraron el gigantesco animal. Desafortunadamente, las investigaciones posteriores no pudieron encontrar lo que deseaban.

“El ADN del Mamut Jarkov no está completo”, (afirma Dick Mol, coordinador científico de Cerpolex/Mammuthus, el equipo de científicos que estudia a Jarkov.) “Nunca se ha encontrado ADN intacto del animal, tan solo fragmentos”, señala D. Mol. “Para clonar un mamut (continúa) es necesario ADN intacto, y el permafrost no parece lo suficientemente frío como para preservarlo así… Quizás en el futuro sea posible reconstruir el ADN del mamut lanudo usando técnicas todavía desconocidas”.

Un mamut único

Recientemente, un equipo de científicos rusos y japoneses anunció el descubrimiento de unos restos de mamut únicos. Según las pruebas realizadas en el Centro de Virología y Biotecnología de la ciudad de Novosibirsk sería posible encontrar ADN intacto en ellos, pero todavía hace falta realizar estudios más detenidos para determinar las posibilidades reales de una hipotética clonación.

Otra posibilidad, que ya se contempló durante los análisis realizados a Jarkov, sería fecundar una elefanta asiática (su pariente actual más cercana) con esperma de mamut para conseguir un híbrido. Después se repetiría la inseminación con esta nueva cría por dos o tres generaciones, hasta conseguir un mamut casi puro, pero el proceso sería muy lento, pues duraría más de treinta años. “De hecho, en la década de los sesenta y de los setenta diversos experimentos realizados por científicos rusos trataron de trasplantar lo que creían eran células completas de mamut en elefantes hembra para tratar de que se desarrollara un híbrido, pero no se tuvo éxito”, aclara el Dr. J. Arroyo Cabrales.

Fósil de mamut preservado durante milenios. Evidencia clave para estudiar la megafauna del Pleistoceno y comprender los cambios climáticos y evolutivos que afectaron su extinción. / PB

Extinción misteriosa

Los científicos presumen que el mamut se extinguió por diversas razones, pero existen discrepancias sobre la influencia de estas. Para unos su extinción se debió a un drástico cambio climático, otros la atribuyen a la caza indiscriminada del hombre, mientras que algunas hipótesis apuntan la posibilidad de un desastre a escala global al que fueron incapaces de adaptarse estos y otros grandes mamíferos de la época (la llamada megafauna).

“La extinción del mamut se debió a un dramático cambio del clima, que empezó hace unos 12.000-10.000 años”, afirma el paleontólogo Dick Mol. “La fría y seca estepa de los mamuts se convirtió en una calurosa y húmeda tundra -explica-, y las precipitaciones se incrementaron inmensamente”.

Todo esto redujo repentinamente la vegetación de la que se alimentaban, y abocó al mamut a la desaparición. “La teoría más convincente es la del cambio climático”, corrobora el Dr. John de Vos, del Museo Nacional de Historia Natural de Leiden (Países Bajos). “Este cambio produjo el calentamiento del clima y la desaparición del ecosistema en el que vivía el mamut”, apunta.

Los últimos mamuts

Sin embargo, hay un hecho que refuta esta teoría: el último grupo de mamuts se extinguió mucho después, hace unos 3.700 años, en una pequeña isla de la Siberia oriental, la Isla de Wrangel. Por ello, un paleontólogo del Museo Nacional Natural de Nueva York (EE. UU.), Ross MacPhee, sostiene una nueva teoría al respecto: una epidemia los mató. “Más de 130 especies desaparecieron en un periodo de tal vez medio milenio o menos, y las enfermedades son lo único que podría haber causado esto”.

Para probar esto, R. MacPhee trata de analizar los tejidos de mamut existentes para encontrar retazos de virus o bacterias letales, y especula con la posibilidad de que fuera el hombre el que contagiara con sus enfermedades al resto de animales, incluido el mamut.

Si la teoría de MacPhee es cierta, el hombre podría haber causado de forma indirecta una extinción masiva, pero también lo podría haber hecho de forma directa. Para Larry Agenbroad, director del Mammoth Site of Hot Springs, en Dakota del Sur (EE. UU.), el mamut no se extinguió por quedarse sin comida, sino porque pasó a serla.

“Creo que los cazadores humanos tuvieron una influencia principal en la extinción del mamut, al menos en Norteamérica”, afirma Agenbroad. “También puede que hubiera una combinación de eventos que todavía desconocemos (puntualiza), pero tengo poca fe en la teoría del cambio climático o en el de una epidemia”.

Avistamientos actuales

El tiempo y las investigaciones darán la razón a unos u a otros. Hay quien dice que puede que unos pocos de estos enormes mamíferos todavía sobrevivan en algunas regiones de la taiga siberiana. Algunos cazadores han asegurado haber visto enormes bestias peludas con grandes colmillos curvados, pero todavía no se han obtenido evidencias notables de su existencia, a pesar de que muchas expediciones lo han intentado.

De momento su existencia actual parece pertenecer más al difuso campo de la Criptozoología que al de la Paleontología o Biología. No obstante, puede que en un futuro cercano podamos admirar de nuevo a estos gigantes de la Edad de Hielo, pero como producto de la evolución de la clonación.

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