ESTELAS: un legado monumental de Quiriguá
Ubicado en el Valle del Motagua, en el departamento de Izabal, Guatemala, el sitio arqueológico de Quiriguá destaca como uno de los lugares más fascinantes de la civilización maya. Conocido principalmente por sus monumentales estelas y esculturas, Quiriguá es un ejemplo excepcional de la complejidad, el arte y el poder político de los antiguos mayas.
Este sitio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981, ha sido clave para comprender la historia política y cultural de la región, así como el dominio de la escritura jeroglífica maya.
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Historia del sitio: Un centro de poder en el valle del Motagua
La ciudad de Quiriguá fue fundada alrededor del siglo II d.C., en plena expansión de la civilización maya en las Tierras Bajas. Este período coincide con el Preclásico Tardío, un tiempo en que las primeras ciudades mayas comenzaban a consolidarse en lo que hoy conocemos como Guatemala, Belice y el sur de México. Sin embargo, el florecimiento de Quiriguá como un importante centro de poder ocurrió durante el Clásico Tardío, entre el 426 y el 810 d.C.
El sitio fue ocupado estratégicamente debido a su cercanía con el río Motagua, una de las principales rutas comerciales de la región.
A través de este río se transportaba jade, uno de los productos más valiosos de los mayas. Quiriguá fue, por lo tanto, no solo un centro político y ceremonial, sino también un enclave comercial relevante que controlaba el acceso a los ricos yacimientos de jade de las montañas cercanas.
Durante su apogeo, Quiriguá formaba parte de un complejo entramado de relaciones políticas con otras ciudades-estado mayas. Su desarrollo estuvo ligado a la influencia de Copán, una poderosa ciudad vecina ubicada en lo que hoy es Honduras. Sin embargo, la historia de Quiriguá es un testimonio de cómo las ciudades mayas podían experimentar drásticos cambios de poder.
El dominio de K’ak’ Tiliw Chan Yopaat: Quiriguá se impone sobre Copán
Uno de los episodios más fascinantes de la historia de Quiriguá tiene lugar bajo el reinado de K’ak’ Tiliw Chan Yopaat, quien gobernó entre 724 y 785 d.C. Su liderazgo es recordado por haber transformado Quiriguá de una ciudad satélite a un reino independiente y poderoso. Inicialmente, Quiriguá estaba bajo la sombra política de Copán, pero K’ak’ Tiliw cambió el curso de la historia al desafiar la hegemonía de su vecino.
En el año 738 d.C., K’ak’ Tiliw logró capturar y ejecutar a Uaxaclajuun Ub’aah K’awiil, el entonces gobernante de Copán. Este evento fue un punto de inflexión en la relación entre las dos ciudades. La captura y sacrificio de un ajaw (rey maya) de la talla de Uaxaclajuun representaba una humillación sin precedentes para Copán y consolidaba a Quiriguá como un nuevo centro de poder regional.
Después de este acto de guerra, Quiriguá experimentó una etapa de esplendor cultural y arquitectónico. Bajo el liderazgo de K’ak’ Tiliw Chan Yopaat, se erigieron algunas de las estelas más impresionantes del mundo maya, como un símbolo de poder y dominio sobre las tierras vecinas.
Las estelas de Quiriguá: Monumentos de piedra que cuentan historias
Quiriguá es famoso por sus colosales estelas de piedra, que figuran entre los monumentos más grandes y complejos de toda la civilización maya. Estas estelas no son solo impresionantes por su tamaño, sino también por el detalle intrincado de sus grabados y las historias que narran sobre los reyes y las hazañas políticas del sitio.
La estela más famosa, conocida como Estela E, fue erigida en el año 771 d.C. durante el reinado de K’ak’ Tiliw Chan Yopaat. Con una altura de más de 10 metros y un peso estimado de 65 toneladas, esta es la estela monolítica más grande del mundo maya. Está tallada en arenisca y presenta intricados glifos y figuras que representan a K’ak’ Tiliw en una pose de poder, acompañado de textos jeroglíficos que relatan sus conquistas.
El arte en las estelas de Quiriguá no solo tiene un valor estético, sino también simbólico. Los mayas creían que estos monumentos conectaban el mundo físico con el espiritual, y muchos de ellos servían como puntos de contacto con los ancestros y los dioses. Cada estela era un testimonio de la devoción religiosa de la élite maya y una afirmación visual de la autoridad de sus gobernantes.
Además de las estelas, Quiriguá cuenta con un conjunto de altares zoomorfos, piedras talladas en forma de animales mitológicos. Estos altares, también ricamente detallados, son ejemplos de la habilidad artística y el simbolismo profundo de la cultura maya. Los glifos que adornan las estelas y los altares son clave para entender la historia dinástica de Quiriguá y los acontecimientos políticos de la época.
Importancia arqueológica de Quiriguá: Un portal al pasado maya
El redescubrimiento de Quiriguá a finales del siglo XIX marcó el inicio de una serie de investigaciones arqueológicas que, hasta el día de hoy, siguen revelando nuevos detalles sobre esta ciudad. En 1881, Alfred P. Maudslay, un arqueólogo británico, fue uno de los primeros en documentar y fotografiar las estelas de Quiriguá. Sus esfuerzos, junto con los de otros investigadores, permitieron descifrar muchos de los jeroglíficos mayas tallados en los monumentos del sitio.
En la actualidad, Quiriguá es un referente esencial en los estudios de la civilización maya, ya que ofrece información invaluable sobre el sistema político, las rivalidades entre ciudades-estado y la interacción entre los mayas de las Tierras Bajas y Altas. Las estelas de Quiriguá, con sus inscripciones jeroglíficas, son fundamentales para entender la cronología maya y los eventos históricos del periodo Clásico.
Además, el sitio es un importante objeto de estudio para comprender el arte escultórico maya. A diferencia de otras ciudades como Tikal, donde las estelas son más estilizadas y centradas en la figura humana, las de Quiriguá destacan por su monumentalidad y el detallado trabajo en la piedra arenisca. Las esculturas de Quiriguá son comparables, en términos de maestría artística, con las de otros grandes centros como Palenque y Copán.
El legado de Quiriguá en el presente
Hoy en día, Quiriguá es un destino arqueológico destacado, tanto para investigadores como para turistas interesados en el patrimonio cultural de Guatemala. La zona arqueológica, que abarca unas 34 hectáreas, está rodeada de exuberante vegetación tropical.
Quiriguá también es un recordatorio del esplendor de la civilización maya y su capacidad para crear monumentos que han perdurado a lo largo de los siglos.
Su importancia no solo radica en sus imponentes estelas, sino también en el mensaje que transmiten: una civilización profundamente conectada con el cosmos, el tiempo y la historia.
En un mundo donde gran parte del legado maya no existe, Quiriguá se erige como un testimonio resiliente de la grandeza de esta cultura. Su riqueza arqueológica sigue cautivando a quienes buscan entender las raíces profundas de la historia mesoamericana.