Las aventuras de Alexander von Humboldt

Alexander von Humboldt, personaje mítico para América Latina por su aportación a la ciencia, la política y la economía de sus países y precursor de su independencia, está considerado el padre del ecologismo. Sabio, filósofo, científico y humanista, sorprendió con sus revolucionarios hallazgos que dejó como legado a la Humanidad.

Miguel Ángel Puig-Samper, doctor en Biología, profesor del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), adscrito al Departamento de Historia de la Ciencia, es también académico de la Real Academia de Historia y correspondiente extranjero de la Academia Colombiana de Historia Y de la Academia Mexicana de Ciencias. Con él hablamos sobre la obra inconmensurable de Alexander von Humboldt, sobre la que ha escrito varios libros.

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¿Quién fue Alexander von Humboldt?

Von Humboldt nació el 14 de septiembre de 1769 en Berlín y realizó a lo largo de su vida varias expediciones, “pero el viaje más valorado por la comunidad internacional es el que realizó por América Latina en un periplo que lo llevó a recorrer diez mil kilómetros, de 1799 a 1804, en tres etapas continentales, en compañía del naturalista, médico y botánico francés, Aimé Bonpland, y del militar español, Carlos de Montúfar”, señala Puig-Samper.

Geografía de las plantas equinocciales. / EFE

Pero una de las etapas de ese viaje, preámbulo de su viaje a América es una estancia de casi seis meses en España, donde recorrió tanto la Península Ibérica como Canarias, viaje en el que realiza exploraciones geográficas con los que traza mapas de litoral español y realiza estudios acerca de su naturaleza y geología, como el llamativo realizado sobre el volcán del Teide. Sobre esta etapa, Puig-Samper ha publicado recientemente un relato novelado titulado “Paseo por la meseta y los volcanes. Diario secreto de Humboldt en España”.

El segundo viaje internacional que realiza es hacia la Siberia rusa, en una aventura patrocinada por el zar de Rusia en 1829, pero para Puig-Samper, se trata de “un viaje menor dentro de la historiografía de Humboldt, aunque sí le permite establecer comparaciones entre el mundo europeo, el asiático y el americano en las que estaba muy interesado”.

Innovador estudio comparatista

Según el historiador científico, “para realizar estos estudios utiliza el método comparatista, es decir, hacía un análisis de una cultura como la azteca o la inca e inmediatamente miraba hacia las culturas europeas, a las asiáticas o a las africanas, para comparar los niveles entre ellas, así como la fauna y la flora, incluso la distribución de sus vegetales según la latitud, la altura y la longitud geográfica”.

Pero el viaje que más conocimientos le aportó fue el americano, que comienza en España y continúa por Venezuela, Cuba, Colombia, Ecuador, Perú y México, finalizando con un pequeño viaje, de nuevo, por Cuba, para terminar en Estados Unidos, donde conoce al Presidente Jefferson, que en ese momento gobernaba el país.

“Lo que Humboldt hace es establecer qué tipo de relaciones existen, por ejemplo, en las selvas tropicales donde aparecen plantas, si no iguales sí parecidas, o que cumplen funciones similares a las de otras latitudes; o cómo en las grandes alturas no se encuentran las mismas plantas, pero sí con características similares a las de otras zonas. Por ejemplo, en el volcán del Chimborazo, en Ecuador, halla allí ya no hay casi flora, pero sí líquenes que en otras latitudes también existen, aunque las especies concretas sean diferentes”, indica Puig-Samper.

Cráter del volcán Teide en la isla española de tenerife, según los apuntes de Humboldt. / EFE

La conexión por el estrecho de Bering

También establece comparaciones en el caso de las culturas e intenta buscar, por ejemplo, si hay algún tipo de filiación entre el lenguaje de las culturas americanas de Colombia, Perú o México para establecer nexos entre ellas, y saber si existe algún tipo de relación con las culturas asiáticas que él conoce perfectamente.

Puig-Samper señala que “Humboldt llegó a deducir que había una posibilidad bastante real de que ambas culturas, la asiática y la americana se relacionaran y la primera poblara el continente americano a través del Estrecho de Bering (brazo de mar localizado en el extremo oriental de Asia y el extremo noroccidental de América). También investiga la filiación en las relaciones de carácter universal entre los seres, que llama orgánicos u organizados, y cuyos estudios han tenido un gran interés para la ciencia”.

“Humboldt a veces declaró que lo que más le importaba era saber la relación existente entre unos vegetales y otros y cómo se distribuyen. Así, con sus estudios y conclusiones se convirtió en el creador de lo que se llegó a conocer como la geobotánica”, señala el científico.

Un dibujo del pingüino de Humboldt, que lleva este nombre por el científico alemán. / EFE

Creador de la meteorología moderna

Puig-Samper argumenta que “Humboldt toca muchos palos. Llegó a declarar, en ocasiones, que se encontraba haciendo tres o cuatro cosas a la vez, una actitud que tiene como resultado contribuciones siempre interesantes en distintos campos científicos, como la meteorología, donde se convierte en uno de los creadores de la meteorología moderna e impulsa el establecimiento de los observatorios meteorológicos a lo largo del globo terrestre”.

También ha quedado su nombre ligado a las famosas corrientes Humboldt que recorren el Pacífico sudamericano, por las cuales se han estudiado posteriormente los movimientos de las aguas de ese océano y sus consecuencias meteorológicas.

El nombre de Alexander von Humboldt ha quedado grabado en la historia de América Latina y de Estados Unidos, no tanto como en Europa, si se exceptúa Alemania, donde nació.

Tras haber gastado toda su fortuna en la publicación de sus obras, Alexander von Humboldt murió en 1859 en Berlín, sin dejar descendientes, y sus restos fueron sepultados en el panteón del castillo de Tegel (Berlín) donde se crio y fue educado en su infancia.

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