Naturaleza: Epífitas, una vida de altura
La diversidad florística de nuestro país cuenta actualmente con 321 familias y 10 mil 317 especies diferentes, de las cuales, muchas están amenazadas de extinción por tráfico ilegal o destrucción de sus ecosistemas, entre ellas destacan las epífitas.
Los bosques de Guatemala se caracterizan por la riqueza de las epífitas, ya que, en cada tronco de cada árbol, podemos encontrar una diversidad de estas especies, como por ejemplo: helechos, bromelias, orquídeas, musgos y líquenes. Muchas de estas especies son utilizadas por el ser humano de manera ornamental.
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La característica principal del bosque húmedo es el número y la diversidad de especies epífitas que podemos encontrar. Esto debido a que está conformado por diferentes aspectos que lo hacen un ecosistema perfecto para las epífitas; basado en la humedad que se forma entre la niebla y las ramas de los árboles.
Las plantas epífitas son aquellas que pasan al menos una parte de su vida adheridas a otras plantas sin afectar el crecimiento de la planta hospedera. El nombre de epífita surge del griego: epi que significa “sobre” y phyte, “planta”. Es importante resaltar que las epífitas no atacan a sus árboles hospedadores ni les roban el agua ni los nutrientes. No necesitan extender sus raíces por el subsuelo, sino más bien utilizarlas como soporte para crecer sobre las ramas o troncos de los árboles. Este método les da la ventaja de alcanzar mejor los rayos del sol.
Una de las modificaciones morfológicas que han desarrollado está en la estructura de sus hojas de forma cónica que le permite almacenar el agua de lluvia y la humedad del ambiente. Sin embargo, estas modificaciones también les permite regular la utilización del agua y la retención de esta para evitar que se pierda o que se evapore.
El hecho de vivir sobre otras plantas es una adaptación que permite obtener una serie de ventajas en el ambiente donde viven. Así, por ejemplo, al estar situadas encima de los troncos o las ramas de los árboles, pueden disponer de más luz que si estuvieran enraizadas sobre el suelo. Y otra de las ventajas que proporciona esta adaptación es que las plantas al estar en una posición más elevada tienen menos probabilidad de ser comidas por los herbívoros.
Por toda esa diversidad biológica que caracteriza a Guatemala, nos vemos obligados a proteger nuestros ecosistemas, por lo que debemos ser parte de su conservación. [Redacción: Virginia Zarco. Fotos: Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala – ARNPG]