Serpientes: entre la devoción y el respeto
Objeto de fascinación y temor, a menudo se asocia a estos reptiles con la muerte y la traición. Sin embargo, poco se dice del peligro que corren a causa del tráfico ilegal para el comercio de sus pieles, el consumo de comidas exóticas o para su venta como mascotas extravagantes.
Y por qué no hablar de sus bondades, como reguladoras de ecosistemas al controlar la proliferación de plagas, por ejemplo, de pequeños roedores de los que se alimentan.
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Para concienciar a la sociedad sobre ello es por lo que se creó el Día de las Serpientes, que se celebra todos los años el 16 de julio. Aunque sin olvidar, tampoco, que el envenenamiento por su mordedura es una de las causas más importantes de muerte a nivel global. Más de cinco millones de personas son mordidas por serpientes cada año y 130.000 pierden la vida, algo que en gran medida podría evitarse si existieran los recursos necesarios.
Ancianas y variadas
Sin saber a ciencia cierta cómo evolucionaron y cómo de parecidos eran a sus ancestros, parece que estos “animalitos” pueblan la Tierra desde hace unos 128 millones de años, tiempo durante el cual no solo han logrado sobrevivir, sino que se han diversificado enormemente.
Se calcula que en la actualidad hay alrededor de 3.400 especies de serpientes, de las cuales 600 son venenosas, aunque los expertos coinciden en que estas solo atacan si se sienten acorraladas o invadidas en su hábitat.
Temerosas y amantes de la soledad, su imagen se pierde, pues en el origen de los tiempos y su leyenda ha ido variando, dependiendo del lugar y el momento.
De Eva a Indiana Jones pasando por Cleopatra
En el libro de Génesis, por ejemplo, la serpiente fue descrita como el animal astuto que tentó a Eva en el Paraíso, con lo que ello supuso: a Eva y a Adán, la expulsión del mismo, y a la serpiente, el castigo de Dios: “Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida…”. En este contexto, simbolizaba la tentación y el pecado.
Sin embargo, para los hindúes las cobras son sagradas, algo parecido a lo que ocurrió con los egipcios y los mayas, para quienes eran reencarnaciones divinas.
Los griegos las identificaban con la renovación en vida y para los romanos simbolizaban la curación.
Lo cierto es que ya sea a causa de sus sinuosos movimientos de reptación, su habilidad para desaparecer repentinamente o al brillo de sus ojos, no son animales que hayan pasado desapercibidos a lo largo de los tiempos.
Cleopatra, la última reina egipcia, quedará íntimamente unida a la figura de estos reptiles tras morir a los 39 años a causa de la mordedura de un áspid (cobra egipcia). O al menos, eso cuenta la leyenda y así lo refleja el cine.
En “El libro de la selva”, los espectadores pudieron ver como la pitón Kaa luchaba por devorar a Mowgli mediante hipnosis, o como Jennifer López huía de “Anaconda” en la selva amazónica.
Las serpientes fueron usadas también por Steven Spielberg para acobardar a un Indiana Jones, que odiaba estos reptiles.
Las serpientes y la OMS
Compañeras de vida, idolatradas u odiadas, lo que tampoco se puede obviar es que más de cinco millones de personas son mordidas por serpientes cada año. De ellas, cerca de 130.000 pierden la vida y más de 400.000 sufren discapacidades permanentes, como úlceras o amputaciones.
Una vez se produce la mordedura y para frenar sus efectos, el único remedio es el antídoto. Este antídoto sale a su vez del propio veneno, y su eficacia dependerá de la prontitud con la que es administrado. La dosis exacta depende del ofidio causante de la mordedura.
Sin embargo, la mayoría de los países donde son comunes este tipo de accidentes carecen de las infraestructuras necesarias, y cuando las víctimas son atendidas o bien es tarde o carecen de lo necesario.
En 2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó la mordedura de serpiente en su lista de enfermedades tropicales y en 2018 adoptó una resolución que instaba a los Gobiernos del mundo a abordar el problema para reducir en un 50 % las muertes hasta 2030.
Respeto, pues, a estos seres, pero sin olvidar tampoco su papel fundamental en la conservación de los ecosistemas, al formar un escalón intermedio en la cadena trófica; alimentándose de ciertas especies que pueden constituir una plaga (como ratones, ratas, topos, anfibios…) y siendo también presa de especies emblemáticas como las rapaces y algunos mamíferos.