Sintoísmo, espiritualidad viva del Japón ancestral

Cuando uno piensa en Japón, puede que lo primero que venga a la mente sean los templos budistas, los cerezos en flor o las ciudades futuristas.
Sin embargo, detrás de la tecnología y la estética milenaria, hay una tradición espiritual que ha acompañado al pueblo japonés desde tiempos inmemoriales: el sintoísmo, una religión indígena que aún hoy sigue viva en la cultura, la naturaleza y el alma japonesa.
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¿Qué es el sintoísmo?
El sintoísmo, conocido en japonés como “Shintō”, significa literalmente “el camino de los kami”.
Pero para entender esta religión, primero hay que comprender qué son los kami. Estos no son dioses en el sentido occidental del término, sino espíritus o energías sagradas que habitan en todos los elementos de la naturaleza: una montaña, un río, un árbol antiguo, una tormenta, un zorro blanco, o incluso un ancestro venerado pueden ser considerados kami.

Más que una religión con dogmas o escrituras sagradas inflexibles, el sintoísmo es una forma de vivir en armonía con la naturaleza y el mundo espiritual, un tejido de ritos, festividades, purificaciones y respeto por la vida. Es una religión profundamente animista, donde la divinidad no está separada del mundo, sino que lo habita y lo anima constantemente.
Origen y evolución histórica
El sintoísmo no tiene un fundador, ni fecha precisa de inicio. Nació de las creencias indígenas de las comunidades japonesas antiguas, incluso antes de la llegada de la escritura al archipiélago. Sus mitos fueron recogidos por primera vez en el siglo VIII en obras como el Kojiki (Crónica de cosas antiguas) y el Nihon Shoki (Crónicas de Japón), dos textos que combinan relatos históricos, genealógicos y mitológicos.
Uno de los mitos fundacionales más importantes narra cómo los dioses Izanagi e Izanami crearon las islas de Japón y dieron origen a muchos otros kami. De ellos desciende la diosa del sol, Amaterasu, considerada la ancestro divina de la familia imperial japonesa, lo que otorga al sintoísmo un carácter también político y nacional.

A lo largo de la historia, el sintoísmo ha convivido y se ha fusionado con otras religiones, especialmente con el budismo, que llegó a Japón desde China y Corea en el siglo VI. Durante siglos, budismo y sintoísmo coexistieron e incluso compartieron templos, sacerdotes y rituales. Esta fusión se conoce como shinbutsu-shūgō.
No fue hasta el período Meiji (finales del siglo XIX), cuando el gobierno japonés impuso una separación forzosa entre budismo y sintoísmo, y promovió este último como religión estatal para reforzar el nacionalismo, declarando al emperador como descendiente directo de los dioses.
Características principales del sintoísmo
Kami y naturaleza: El corazón del sintoísmo es la creencia en los kami, espíritus que residen en los elementos naturales. Los japoneses no adoran a un dios único o creador, sino que rinden culto a miles de kami.
Santuario en lugar de templo: En lugar de templos cerrados, el sintoísmo se practica en jinja (santuarios), espacios abiertos en la naturaleza, generalmente marcados por un torii, un portal tradicional que simboliza el paso del mundo profano al mundo sagrado.
Rituales de purificación: La pureza es un concepto esencial. Antes de entrar a un santuario, los fieles deben lavarse las manos y la boca con agua. También se realizan rituales de purificación para personas, casas, objetos e incluso autos nuevos.
Festivales o Matsuri: Los matsuri son celebraciones populares en honor a los kami, que incluyen procesiones, danzas, música tradicional y comida. Cada santuario tiene su propio matsuri, y muchos de ellos se celebran desde hace siglos.
Sin libro sagrado ni salvación: El sintoísmo no tiene un texto central como la Biblia o el Corán. Tampoco promete una vida eterna ni impone normas morales absolutas. Es una religión de este mundo, más enfocada en la armonía que en la salvación.
Sin sacerdotes permanentes (en algunos casos): Aunque existen sacerdotes y sacerdotisas (llamados kannushi y miko, respectivamente), muchos rituales se llevan a cabo en comunidad y no requieren de figuras religiosas intermedias.

Relación con otras religiones
El sintoísmo ha tenido una relación compleja con otras religiones, especialmente con el budismo y el confucianismo. Durante más de mil años, budismo y sintoísmo se entrelazaron tanto que muchos japoneses aún hoy no hacen una distinción clara entre ambas tradiciones. Por ejemplo, es común que alguien se case en un santuario sintoísta, rece en un templo budista y celebre el Año Nuevo siguiendo ambos rituales.
La llegada del cristianismo en el siglo XVI y, más tarde, de nuevas religiones durante el siglo XX, no borró la importancia del sintoísmo, pero sí lo enfrentó a nuevos desafíos. Aun así, el sintoísmo permanece como una identidad espiritual profundamente enraizada en lo japonés, aunque la mayoría de los japoneses no se consideren “religiosos” en el sentido occidental.
La filosofía del sintoísmo
Más que una filosofía sistematizada, el sintoísmo propone una visión del mundo basada en la armonía (wa), la gratitud, la limpieza espiritual y el respeto por los ciclos naturales. No plantea pecados originales ni castigos eternos, sino un llamado a vivir en equilibrio con los kami, con los demás y con uno mismo.
Una frase muy usada en el contexto sintoísta es: “Kekkai” (結界), que significa “crear un espacio sagrado”. Esta idea refleja la esencia del sintoísmo: no transformar la naturaleza para dominarla, sino delimitar un espacio dentro de ella donde se pueda convivir con lo sagrado.

Importancia cultural y espiritual en Japón
Aunque muchas personas en Japón hoy no se consideren “sintoístas” en términos religiosos, la influencia del sintoísmo se encuentra en todas partes::
– En los santuarios que abundan en cada barrio, incluso en medio de grandes ciudades.
– En las ceremonias oficiales del Estado japonés.
– En la costumbre de visitar un santuario en Año Nuevo (Hatsumōde).
– En el respeto hacia los ancestros y la naturaleza.
– En el arte, la arquitectura, la jardinería, la poesía e incluso en el cine japonés contemporáneo.
El sintoísmo ha moldeado no solo las prácticas espirituales del pueblo japonés, sino también su estética, su ética y su visión del mundo. Es una religión que no se impone ni se predica, pero que se respira en el ambiente, en cada piedra del camino, en cada sakura que florece, en cada gesto de reverencia hacia lo invisible.
Fuentes:
Kasulis, Thomas P.
Shinto: The Way Home. University of Hawaii Press, 2004.
Explora el sintoísmo desde una perspectiva filosófica y espiritual, destacando su relación con la naturaleza y la identidad japonesa.
Yamakage, Motohisa.
The Essence of Shinto: Japan’s Spiritual Heart. Kodansha International, 2006.
Escrita por un sacerdote sintoísta, ofrece una visión interna de las creencias, rituales y prácticas del camino de los kami.